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Ignaz Philipp Semmelweis vivió 47 años. Nació en 1818 en Ofen, una ciudad de Hungría con una gran población alemana. Murió en Viena en 1865. Semmelweis, cuya familia era de origen germano, no hablaba bien ni el húngaro ni el alemán.
Estudió medicina en Viena y Pest. A los 28 años de edad fue nombrado asistente de la primera clínica ginecológica de Viena. Desde hacía un año el profesor de clínica era Skoda y el de anatomía patológica, Rokitanksky. La clínica vienesa florecía. Pero la fiebre puerperal hacía estragos, y curiosamente la mortalidad de las puérperas era mucho mayor en la primera clínica que en la segunda: 10% frente a 3%. Y otra diferencia: a la primera clínica concurrían estudiantes de medicina y a la segunda, no. Los estudiantes iban allí a asistir los partos, pero lo hacían después de haber estado disecando cadáveres en el pabellón de anatomía. Diversas razones se daban para explicar aquella diferencia: la angustia que causaba el sonido de la campanilla del acólito que precedía al sacerdote cuando éste se dirigía allá para administrar los sacramentos a las moribundas; la vergüenza que sentían las mujeres ante los estudiantes, y cosas por el estilo.
Semmelweis sabía que esas razones eran patrañas, pero no así cuál era la naturaleza de la fiebre puerperal. El hecho decisivo fue la muerte de su amigo Kolletschka, profesor de medicina legal: al hacer una autopsia un discípulo lo pinchó en un dedo. Murió con los mismos síntomas que los de la fiebre puerperal. Semmelweis demostró metódicamente que las razones que se esgrimían eran falsas, hizo una rigurosa confrontación de hipótesis tal como se hubiera hecho hoy día y que la causa estaba en el material putrefacto de las manos de los estudiantes. Visionariamente estableció, entre otras medidas, el lavado de manos de los estudiantes con agua de cloro. La mortalidad bajó y lo hizo a cifras menores que las de la segunda clínica y las de las parturientas callejeras. Defendió con vigor su descubrimiento y la salud de sus pacientes, Hay que terminar con la matanza, escribió. Pero la resistencia y hostilidad de sus colegas fueron grandes. El mismo fue amenazado. Lleno de amargura dejó la clínica, su mente se alteró, y su vida terminó en un asilo... por una septicemia. Su única obra se publicó en 1861: Etiología, concepto y profilaxis de la fiebre puerperal. |
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